En 1945 el
maestro Fritz Lang filmó Scarlet Street, un remake en clave noir de La chienne
(1931) de Jean Renoir. Chris Cross (Edward G. Robinson), cajero de una firma y
pintor aficionado, es muy infeliz en su matrimonio. Para que su desdicha sea
completa, un día conoce a Kitty (Joan Bennett), femme fatale mucho menor que
él, y se enamora perdidamente de ella. Kitty descubre un día por casualidad que
los cuadros que pinta su ingenuo pretendiente valen más que el dinero que este le
da, así que lo pone a pintar noche y día. Kitty siempre se da maña para no
concederle nada a Chris, pero él necesita algo más que pinceles y colores para
pintar, la necesita a ella. Un día, cansado de pintarla en lienzos, le pide si
puede pintarle las uñas de los pies. A Kitty le parece una forma divertida de
humillarlo y, levantando los pies como quien extiende las manos, le ordena: “Paint
me, Chris. They'll be masterpieces”: la pintura de las uñas, no los cuadros. El
erotismo de la escena y el fetichismo de Chris se disuelven en la pantalla.
Scarlet Street (1945)
Casi veinte años después, Stanley Kubrick, despreocupado de disolvencias y de montajes, hace que Humbert Humbert (James Mason) se demore casi dos minutos en cuidar y embellecer los pies de Lolita (Sue Lyon).
© 2014 Rodolfo Napurí
Lolita
Lolita (1962)
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